Yo no venía de ningún país, tú ibas camino de cualquier lugar. Conmigo no contaba el porvenir, de ti no se acordaba el verbo amar. Yo no jugaba para no perder, tú hacias trampas para no ganar. Yo no rezaba para no creer, tú no besabas para no soñar. Y sin equívocos de vodevil ni alertas rojas en el corazón, se marcó la calle con aquel detalle de dejarnos solos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario