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viernes, 18 de marzo de 2011

(segunda parte)

Porque despreciamos a quienes nos aprecian y apreciamos a quienes nos desprecian. Quizá debería ser otra clase de persona. Alguien a quien no le importa lo que pienses de él y que no intenta gustarte. Ni se hace el simpático, ni sonríe de oreja a oreja, ni intenta hacerte cumplidos. Si te gusta o te disgusta, no le importa. Por eso no te lo puedes quitar de la cabeza. Porque no hay hombre más interesante que el que pasa de todo. Una especie de Hank.

Pon a Hank con un ramo de rosas llamando a tu puerta y perderá todo el interés. Pero si de pronto deja de responder a tus llamadas ya no dejarás de pensar en él. Se meterá en tu cama buscando en el sexo el pulso de una vida ya muerta, te provocará para que le pegues un puñetazo a ver si en el dolor encuentra el rastro de sus emociones.

¿Debería ser así?

Quizá el problema seas un poco tú. Admítelo, muchas veces eres un poco bastante Rachel. Quedas con Rachel y te dijo que eras majo, simpático, agradable. Dijo que le gustaba pasar tiempo contigo, que eras encantador, que eras todo lo que cualquier mujer querría tener… Pero también te devolvió el ramo de rosas y la caja de bombones porque quiere que sólo seáis amigos. ¿Qué? ¿Qué? ¿Cómo? A ver, rebobina la cinta: ¿qué le encantas pero no quiere nada contigo? ¿Me he perdido algo? Así es el planeta Rachel.

Quiere las cosas buenas, pero hay algo invisible que la impulsa a rechazarlas sin un argumento aparente y lanzarse a hacer cosas que no le convienen y que es obvio que le harán sufrir, como salir con un egocéntrico mujeriego.

Pero es justamente esa lógica absurda lo que gusta de Rachel. Su carácter caprichoso e impredecible, el “ahora no estoy y ahora sí”, la caricia en el momento justo a la que le sigue una mano que se posa en los labios para impedir el beso. Puedes desmontarte a ti mismo como si fueras un puzle y volverte a montar de nuevo. Pero si desmontas a Rachel, cuando la vuelvas a montar te sobrarán piezas. Esas piezas son lo que hace que te enamores de ella pero también lo que hace que ella no se enamore de ti. 


En esta historia cada uno tiene un final distinto. Cada persona sabe si es Mr. Big, Ross, Aidan, Hank, ...... o cualquier otra persona.
Yo escribí mi propio final. Quien quiera leerlo, sólo tiene que pedírmelo

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