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martes, 5 de abril de 2011
Mi garganta no hace más que descojonarse de los problemas que a ti te acojonan. Me barro el corazón todos los fines de semana, para tenerlo limpito para cuando tú vengas. Me pierdo con el viento y me quedo en blanco cada dos por tres, no tengo prisa por llegar, me gusta ahogarme en mi propio humo de vez en cuando y nunca he cojido un atajo. Guardo en el bolsillo las risas de los viernes, para poderlos sacar cuando las penas me ahoguen, cuado te quedes solito viendome alejar con unos estupendos tacones. No cuento ovejas al dormirme, cuento los problemas que quiero aniquilar.
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